Me acuerdo perfectamente de la primera vez que fui al cine, tendría unos cuatro años, no me acuerdo de la película, podía ser Blancanieves, creo, en cualquier caso, una peli de Disney. La primera de las que me acuerdo, también, Los Aristogatos. Luego vendrían muchas, primero con mis padres, luego en un cine parroquial de Bilbao: Los 7 Magníficos, Espartaco, Ben-Hur —que no sé yo si los curas pillaron el rollito que había entre Judá Ben-Hur y Messala, que también es cierto que tampoco se enteró el propio Charlton Heston, el único de todo el equipo que no sabía de qué iba la historia. Es lo que tiene no leer— … después con amigos, o solo y entre semana en el Cine Club del Gran Cinema. Más tarde, con Edurne.
El Cinexin. Los Grandes Relatos de la 1 que no me dejaban ver y que veía/imaginaba a escondidas detrás de una puerta: Raíces «¡Me llamo Kunta Kinte!», Holocausto, La Barraca y Victoria Abril, Cañas y Barro y Victoria Vera… la atracción prohibida de los dos rombos.
El VHS, decenas de pelis grabadas de la tele, varias temporadas de Los Simpson y la colección completa de Los Hermanos Marx que sacó El País.
Un curso de realización en vídeo editando en Betacam SP.
1990, el primer story que hicimos Iñaki García y yo en Graffiti, nuestra primera agencia, para una marca de patatas fritas. Viaje de Bilbao a Villarcayo con el coche de su padre —que daba imagen— con una cartulina con viñetas y una propuesta de la mano del realizador Edwin Buces Simpson, que entonces estaba muy de moda.
Nunca más se supo.
El armario de Ricky Martin y el primer vídeo viral, 1997, un VHS del que se hacían copias de copias y que protagonizaban un director de periódico y una guineana conocida como Exuperancia Rapú.
Quedadas en casas de quien lo tenía para verlo.
Yo lo vi.
Por el camino, Madrid, primer día en JWT, Luís Pérez Solero, Director Creativo del equipo en el que íbamos a integrarnos Iñaki y yo no estaba en la agencia, estaba en las Islas Vírgenes rodando Cónsul para Heineken. Vaya, había elegido bien mi profesión.
El primer rodaje, como trainee, llegaría semanas después, en la plaza mayor de, creo recordar, Alcorcón. O Alcalá de Henares. Desde luego, no era el Caribe.
Nunca lo fue.
Calor sí he pasado.
Mucho.
En los rodajes siempre hace mucho calor. O mucho frío, sobre todo hace mucho frío porque siempre se empieza pronto. No, no se empieza pronto, se va pronto. A veces tienes suerte y los paisajes son espectaculares, sobre todo el amanecer y el atardecer, porque ves los dos, el mismo día y durante varios días. Y eso es tener suerte, porque la otra opción es meterte en una nave en un polígono industrial y allí ni amanece ni anochece, pero estás igual.
Ves crecer a la criatura, despiezada pero la ves crecer, un plano aquí, un diálogo allá… hasta entonces era un producto de laboratorio, un brainstorming, un guion escrito en Word, un animatic, una maqueta montada por Iñigo con imágenes de archivo. Manel Buch, Itzi Orbegozo, Iker Treviño, Joan Luís Arruga, Telmo Esnal, Galder Gaztelu-Urrutia, Flavio Labiano, Yago Garbizu… realizadores de los que aprender, y los producer, siempre ahí, ajustando presupuestos que siempre son demasiado y organizando todo para que nada falte: Mikel Huércanos, Gorka Askasibar, Miren Aperribay, Katixa de Silva, Eider Gabilondo, Juan Millán, Natxo Escobar… y maquillaje, vestuario, atrezzo…
Emules, torrents y elqueestélibredeculpaquetirelaprimerapiedra.
Herederos de Rowan nació el mismo año que YouTube, así que, podemos decir que somos «videonativos» digitales. Y con él crecimos. Descubrimos la combinación de vídeo y unas redes recién llegadas para que los eventos llegasen más allá. Todo se hizo más de guerrilla, equipos más pequeños pero siempre cuidando al máximo los detalles. Montamos un circo, literalmente, con Álex de la Iglesia, Carolina Bang y Carlos Areces, Videos en lugares mágicos que sonaban a directos de Guille Milkyway, Álex del Toro, Javiera Mena o Izaro. Álex Iturralde detrás de unos cuantos. Nuevos aprendizajes, agilidad, captar ambientes, transmitir momentos únicos, reality bites. Y vídeos montados en la agencia con imágenes de archivo y grandes voces, siempre grandes voces, Kandido Uranga, que te retumba dentro, Iñaki Beraetxe, Ane Gabarain…
Las grandes series.
Las plataformas: Netflix, Prime, HBO…
Charlas, ponencias y «bolos» por pueblos y ciudades, desde grandes auditorios hasta cinco personas en una Casa de Cultura. Bogotá, Las Vegas, como Dean Martin. Aprender a moverse en un escenario, a entretener y aportar contenido, a buscarle la justa medida al powerpoint, la magia del directo.
Y, a la vez, ICEMD con las primeras webinars, aprender a ponerte delante de la cámara y hacer un Juan Palomo, años de preparación para lo que se nos venía encima, el Gran Salto Adelante provocado por la COVID19 que ha trasformado las aulas de ESIC en platós híbridos.
El vídeo, y el online confluyen y se han hecho indispensables, talleres sobre Instagram y YouTube en Madrid, Bilbao… y la visión de Vicente Rubira —in memoriam— de que ahí había un libro. Y había que hacerle caso, ya que fue el editor de mi primer libro. Luego vinieron varios: profesionales, de relatos, en solitario y compartidos. Incluso uno de ellos, Ultramarinos y coloniales, 17 relatos y un (falso) poema, no dejan de ser dieciocho embriones de cortometrajes.
Han pasado tres años y otros proyectos se han cruzado por el camino. En este tiempo hemos perdido a Vicente, ganado en nuevas plataformas y experimentado el boom del video online.
A finales de 2020 retomamos el proyecto, y como, a pesar de ser de Bilbao soy consciente de mis limitaciones, antes de enviar el manuscrito —se sigue llamado así— a imprenta, se lo he pasado a profesionales de los distintos campos por los que se mueve el libro para hacerle una «curación» de contenido, ver qué faltaba, o qué sobraba.
Y he tenido la inmensa suerte de que han dejado sus liados día a día para dedicar un tiempo a estas páginas.
Ángel Sánchez, @angeljsanchez, alma, ojo, y mano de fotógrafo atrapado en un cuerpo de publicitario, habitual del Salón d’Automne de París, con fotos que han viajado hasta Tokio o Dubai y que me ha corregido el desenfoque en toda la parte referente a cámaras, además de otros aportes más humanistas.
Juan Ramón Plana, que entre otros miles de cosas — entre ellas gran amigo— ha sido exdirector de marketing de Paradores, exdirector comercial de Telemadrid y exdirector general de la Asociación Española de Anunciantes, y que ahora ha pasado el «ex» de prefijo a sufijo en al PRESIDENTEX, el think tank publicitario que comparte con otros cracks de la comunicación y la publicidad. Uno de los pioneros del personal branding en España y, que una vez más, me ha dado sus sabios consejos, su visión global, me ha hecho quitar un par de títulos de planos, bastante tontos por obvios, me ha hecho ver un título al que le estaba dando vueltas y que estaba ahí, delante de mis narices, como la buena creatividad, y que ha sido capaz de ver un proyecto que puede llegar hasta el infinito y más allá —sirva como ejemplo tonto de título que me hizo quitar—.
Iván Miñambres, es UniKo, en muchos sentidos, la productora que tiene a medias con Iñigo Gómez se pasea con éxito por Goyas, Cannes, Annecys y festivales de animación de medio mundo, con ellos nos sumergimos en la Realidad Virtual en #StopBullying y, además, me ha recordado, entre otras cosas, la importancia del productor y la fuerza del vídeo interactivo, el formato del futuro, dice. Yo le haría caso.
Josemi Beltrán, director de la Semana de Cine Fantástico y de Terror, la cara canalla y divertida del Zinemaldia, en el que montamos algo tan divertido como La rubia y el fiambre para la cerveza 18/70, y al que la premisa le parece «súper necesaria».
Jorge Burzaco, que ya es «Burza», freestyler que acaba de debutar en la Red Bull Batalla y que lleva tres años siendo, además de gallo, grillo, que me preguntaba «¿Y el librillo pa’ cuando?» al más puro estilo J. Lo.
Sergio Rodríguez, alma del Centro de Documentación Publicitaria y una suerte de Funes el Memorioso de nuestro pasado, un escéptico del presente y un firme creyente en el no-futuro de la profesión.
Juanjo Brizuela, @juanjobrizuela, consultor independiente, que sabe tanto de branding y de marcas como de basket. O más. Y con el que me identifico plenamente en el concepto de «artesano de la comunicación».
Alfred Pavía, el espejo creativo en el que gusta mirarme, aunque más joven y más alto, eso es verdad, que ha sabido ver el título que no era.
Pablo Vizcaíno-Alcantud, alguien que ha escrito una interesantísima tesis titulada Del storytelling al storytelling publicitario. El papel de las marcas como contadoras de historias no podía faltar entre los curators, claro.
Aquí, al lado, «Mr. Rosco» Iñigo y Fer, los otros dos Herederos y habitantes de la Antigua Redería de Pasajes, de donde salen, a tres manos, las campañas, los guiones, las historias… además de la portada y las ilustraciones de este libro.
Y, siempre, Edurne, mi primera lectora, y yo diría que mayor, crítica. La que me hace mejorar cada texto, cada idea. Y, sobre todo, la persona con la que llevo más de veinte temporadas y el guion no ha perdido una ápice de interés, pasión, ritmo… y risas.
Siempre risas.
QUIERO SUSCRIBIRME Y SER PARTE DE ESTA HISTORIA
Responsable de la lista: Óscar Bilbao. Finalidad: estos datos me sirven para enviarte mi Newsletter BLOGBUSTER. Legitimación: tu consentimiento. Destinatario: tus datos los guardará Mailchimp, mi proveedor de email marketing, que está acogido al acuerdo de seguridad EU-US Privacy Shield. Derechos: por supuesto, tendrás derecho, en todo momento a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.